La velocidad con las que las especies se extinguen va en aumento y esta vez afectó a una que desde hace años se volvió una parte vital de nuestras mañanas. A pesar de lo mucho que lo amamos la extinción del café silvestre es un hecho y varias de sus especies forman parte de la Lista Roja de Especies Amenazadas del IUCN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza).

La extinción del café silvestre, un efecto más del cambio climático
Según el estudio, Alto riesgo de extinción para las especies silvestres de café e implicaciones para el sector cafetalero, publicado en junio de 2019 por la revista Science Advances, el 60% de las especies silvestres de café silvestre se encuentra en peligro de extinción.
El mismo estudio también señaló que la producción de café podría disminuir en 50% en tan solo 70 años, pero ésto no necesariamente significa que tu café de las mañanas esté en peligro, como explicó Mauricio Rendón, biólogo por la UNAM y cofundador de ODISEA en una entrevista con DeMemoria.
Es innegable que el cambio climático está produciendo la extinción de varias especies, particularmente de las estenotópicas (que son incapaces de resistir fuertes cambios en su hábitat) y el peligro amenaza a especies de todo tipo, no sólo a las de cafetales.

El café y las gallinas están asegurados por el consumo
El especialista en ambiente explicó que es difícil que la producción comercial de café se vea afectada por los procesos de extinción por el mismo motivo por el que pensar en la desaparición de los huevos de gallina resulta casi imposible, el consumo.

Tanto los cafetales como las gallinas ponedoras son propiedad privada, en su mayoría, y ambos son especies cuidadas a beneficio del consumo por lo cual su reproducción está asegurada mediante procesos de intervención humana, aseguró Mauricio Rendón.
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Esto no significa que la desaparición de especies silvestres de café sea irrelevante, al contrario, perder especies silvestres puede significar la pérdida de mecanismos de resistencia al cambio climático que beneficiarían la producción en masa.

Sin embargo, la relevancia de este tipo de estudios no radica en el riesgo de perder un producto de consumo sino en evidenciar los efectos que desde hace décadas nos fueron advertidos y que aún podemos revertir mediante procesos de restauración ecológica.
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